Cuando entro a la fiesta, mi falda está demasiado apretada. Mis tacones son demasiado altos.
Los botones de mi suéter están a punto de saltar y dispararle a alguien.
Han pasado años desde que vi por primera vez el alto trago de ponche de huevo que es Cole Rudolph, y mis bragas no han sido las mismas desde entonces.
No importa que sea el mejor amigo de mi padre excesivamente protector.
Y socio comercial.
Y es veinte años mayor que yo.
Y hermoso.
Él es el primero de mi lista de Navidad, pero no hay forma de que me vea como algo más que la gordita hija de su mejor amigo, ¿verdad?
Solo que esta noche algo se siente diferente. La forma en que me mira, la forma en que sus ojos permanecen en mis curvas un momento demasiado largo. Cuando terminamos conduciendo a casa juntos, mis ciruelas y sus bolas de jingle se enredan en el oropel.
Hay alrededor de un millón de razones por las que esto nunca funcionará, pero estoy cauteloso con el viento invernal y veo qué tipo de brillo puedo poner en su ojo.
Y en todas partes.
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