La apuesta era simple.
Extraes un nombre del sombrero.
Esa es la chica que tienes que seducir.
No era difícil para mi hacer, de hecho fue algo que hice todo el tiempo.
Era conocido por romper corazones. El sexo solo fue eso, sexo. Y no me tomó demasiado para tener a una mujer sobre su espalda.
Y entonces, extraje su nombre: Jules Peterson.
Mi antigua mejor amiga. Mi primer beso. Ella rompió mi corazón en un millón de pedazos hace tres años. Ella precisamente me dejó cuando más la necesité.
Y como quien fuera cosa del destino, ella entró a mi vida una vez más, casi en el momento perfecto.
Ella era un traslado, carne fresca y puso un objetivo en su espalda.
Era mi turno hacerle pagar. Era mi turno para romper su corazón.
Sostener ese odio, ese furor, ese maldito corazón roto, hizo algo en ti.
Te rompe y me rompió, me corrompió, como lo hice con Jules.
Ella solía ser mi todo, pero ahora no es más que La Apuesta.
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