Holly James está tratando de seguir adelante con su vida, pero no es fácil. Ella no puede soportar ser tocada por nadie, ni siquiera por su propia familia. Es una cáscara rota y perdida de la persona que solía ser. Se da cuenta que cerrarse a todo el mundo es mucho más fácil que dejar entrar a alguien y salir herida.
Drew Walker no es un príncipe azul. Él no se preocupa por nadie más que sí mismo y no tiene ninguna intención de cambiar. Él ama su vida emocionante y los derechos que vienen con el hecho de ser cantante de una banda, y no tiene planes de enamorarse pronto.
Cuando estos dos se conocen hay química inmediata. Lo que sorprende a Holly es que tolera su toque. Él la hace sentir como ella misma otra vez y le da la libertad y la comodidad que ha estado desesperada de encontrar. Por otro lado él es egocéntrico, egoísta, y todo de lo que se debería mantener alejada.
¿Qué pasa cuando la única persona que puede salvarte también podría ser la persona que puede destrozarte?
"Había algo en Drew, pero no tenía ni idea de lo que era. Era egocéntrico, arrogante, y definitivamente no era un príncipe encantador. Sin embargo tal vez era por eso que me gustaba. Tal vez no quería ser salvada por el apuesto príncipe. Tal vez quería ser corrompida por el malvado rey".
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