Descubrir que su jefe, el magnate Andreas Kostas, tenía intención de casarse fue un golpe devastador para Kayla. Pero entonces Andreas le propuso que fuera ella quien llevase su anillo de compromiso.
Seis años atrás, Kayla había experimentado el incandescente placer de sus caricias y había escondido su amor por él desde entonces.
Era la proposición que siempre había soñado, pero ¿se atrevería a arriesgar su corazón sabiendo que Andreas no creía en el amor?
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