De la autora éxito en ventas del New York Times, Penelope Ward, llega una nueva y sexy novela independiente.
Nos conocimos en el lugar menos probable. Comenzó de forma muy inocente. Yo era "ScreenGod" y ella era "Montana" pero, por supuesto, esos no eran nuestros nombres reales, solo las capas virtuales que escondimos detrás.
Iniciar sesión por la noche y hablar con ella era mi escape, mi santuario.
Su verdadero nombre era Eden, pronto lo averiguaría.
Desde la primera vez que nos conectamos en línea, me encontré cautivado.
Ella era una adicción.
Al principio, no sabíamos nada sobre nuestras verdaderas identidades... y ella insistió en que mantengamos las cosas de esa manera. Sin embargo, el anonimato no tuvo ningún efecto en nuestra química imparable. Si acaso, nos permitió abrirnos aun más en formas que de otro modo no podríamos tener.
Eden era graciosa, inteligente, preciosa, todo lo que siempre había deseado en una mujer.
Pero realmente no podía tenerla.
Había aceptado que las cosas tendrían que quedar como estaban, hasta el día en que encontré una pista que me condujo directo hacia ella.
Así que me arriesgué.
Y fue entonces cuando nuestra historia de amor comenzó realmente.
Nos conocimos en el lugar menos probable. Comenzó de forma muy inocente. Yo era "ScreenGod" y ella era "Montana" pero, por supuesto, esos no eran nuestros nombres reales, solo las capas virtuales que escondimos detrás.
Iniciar sesión por la noche y hablar con ella era mi escape, mi santuario.
Su verdadero nombre era Eden, pronto lo averiguaría.
Desde la primera vez que nos conectamos en línea, me encontré cautivado.
Ella era una adicción.
Al principio, no sabíamos nada sobre nuestras verdaderas identidades... y ella insistió en que mantengamos las cosas de esa manera. Sin embargo, el anonimato no tuvo ningún efecto en nuestra química imparable. Si acaso, nos permitió abrirnos aun más en formas que de otro modo no podríamos tener.
Eden era graciosa, inteligente, preciosa, todo lo que siempre había deseado en una mujer.
Pero realmente no podía tenerla.
Había aceptado que las cosas tendrían que quedar como estaban, hasta el día en que encontré una pista que me condujo directo hacia ella.
Así que me arriesgué.
Y fue entonces cuando nuestra historia de amor comenzó realmente.
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