Perder su sueño, su plan definitivo y su futuro. Nash Lee nunca esperó enfrentar una vida sin fútbol. Un movimiento equivocado y todo cambió. Volver a la escuela para su último año ya no le atraía.
Preferiría no salir de su casa. Regresar a Lawton High School, ver lástima en los ojos de todos, era solo otra realidad en su pesadilla.
La venganza no era algo bonito. Tallulah Liddell había descubierto que era algo bastante controlador. La forma en que veías la vida cambiaba por completo cuando te aferrabas a esa fea idea. Pero lo hizo de todos modos. Desde el último día de su penúltimo año, cuando Ryker Lee hizo una broma sobre su peso y Nash se rio con él, el dolor la impulsó.
No era como si alguien no se hubiese reído de su peso antes.
Ella estaba acostumbrada a eso. Lo que dolió tan profundamente era la risa de Nash.
Siempre había sido la única persona que la notaba, la incluía, no la trataba de manera diferente. Pero ese momento lo cambió todo.
Desde el momento en que salió del edificio de la escuela hasta el momento en que regresó para su último año, Tallulah estuvo determinada a perder peso y finalmente ser de la talla que sus compañeros consideraban aceptable.
Lo que no esperaba a su regreso era encontrar a un Nash Lee roto, que ya no sonreía, raramente hablaba, y no le importaba nada ni nadie a su alrededor. Él simplemente existía. Pero el dolor en sus ojos lo entendía demasiado bien. Estaba solo. Ya no encajaba en el paquete perfecto.
Éste y los demás aquí
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