Cuando Annie Daschle llega a la ciudad de Nueva York, lo único que puede controlar es su lista. No la muerte de su padre o la pérdida de su casa. No el agujero en su corazón o la válvula defectuosa que ha dictado tanto de su vida. Ella puede poner el lápiz en el papel para hacer una lista de todas las formas en que puede vivir en voz alta, como su padre hubiera querido.
Mirar la ciudad desde lo alto del Empire State Building: Marcado.
Comer perritos calientes en los escalones de The Met: Marcado.
Conseguir un trabajo en Wasted Words: Marcado.
Lo que no estaba en su lista: Greg Brandon.
Y justo cuando cree que ha descubierto dónde ponerlo, todo cambia. En el lapso de unos pocos latidos, se encuentra atrapada en medio de algo de lo que no puede salir, sin respuestas claras y sin reglas. Con o sin lista, se da cuenta de que no puede controlar nada en absoluto, ni siquiera su corazón. Ni las decisiones que toma, ni el momento en que se detiene.
Éste y los demás aquí
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