Muerte. Destrucción. Dolor.
Un vacío sin alma. Es su vida. Es su realidad, Emo no siente nada. Cualquier cosa. Su alma está oscura y llena de odio. La gente del pequeño pueblo de Malus lo mira con miedo, con reverencia.
Exactamente de la forma en que él lo prefiere: la culpa lo rodea, encerrándolo en un pasado siniestro que se niega a dejar ir.
No puede dejarlo ir.
Su pasado es responsable del caparazón del hombre que ahora existe.
No conoce otra forma de sobrevivir.
La mujer que persigue sus sueños es su única salvación.
La ha lastimado una y otra vez.
No tenía elección.
La llave a la que se aferra, la que usa para tallar su carne, es la llave de su infierno. Es su recordatorio del dolor que ha sufrido e infligido. ¿Habrá represalias? ¿Se puede salvar a Emo? ¿O está destinado a vivir en este infierno oscuro en el que se ha rodeado por el resto de su vida?
Éste y los demás aquí
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