Él podría gruñir, pero ella no tenia miedo de morder.
Cuando Hands asume el completo cuidado de su clan lo último que este oso Kodiak necesita es una mujer asomando su pequeña y linda nariz en sus asuntos. Pero cuando ella se niega a dar marcha atrás, y muestra el coraje para enfrentarle él no puede resistirse al encanto de una chica de ciudad con curvas.
Ella es mía. Toda mía.
Y cuando un clan rival piensa utilizarla para forzar su pata, va a mostrarles por qué nunca deben enojar a un Kodiak, o amenazar lo que es suyo.
Tammy está convencida de que todos los hombres son escoria, incluso los más hermosas como Reid Carver. Ella sabe que está escondiendo algo. Algo grande. Simplemente nunca espero que un oso verdadero se escondiera debajo de todos esos músculos deliciosos. Pero cuando la verdad sale y trata de asustarla con un rugido le muestra que no sólo los osos pueden dar un bocado.
¡No te metas con su zorra!
Un testaduro alce no tiene ninguna oportunidad cuando una zorra decide convertirle en su compañero.
Boris se fue para defender a su país cuando todavía era un chico. Volvió como un hombre cambiado. Un hombre dañado.
Pero Jan todavía le quiere.
Siendo un hombre de pocas palabras, Boris tiene una manera firme de decir No, pero su determinada fierecilla sabe que él es su compañero. A pesar de unas insinuaciones menos que sutiles, Jan no ha tenido mucho éxito en conseguir que su testaduro alce la note, pero todo cambia cuando su vida es puesta en peligro.
De repente el soldado dañado no deja de encontrar excusas para ir a salvarla, pero por lo que respecta a Jan, es su compañero el que necesita que le salven.
Harán falta unas pocas maniobras sutiles para conseguir que su alce admita que la ama, pero esta astuta fierecilla está más que preparada para el desafío. Y si eso no funciona, mamá se ha ofrecido a dejarle la pistola que usó para su propio compromiso.
Bienvenidos a Kodiak Point, donde la vida salvaje puede que lleve ropa, pero es el instinto animal el que gobierna el corazón.
¿Qué puede hacer un oso cuando un humano tiene un efecto polarizante1?
Cuando Vicky se desliza accidentalmente al lado de un oso polar, no espera enamorarse. Ser comida sí, tal vez utilizada como un juguete, pero ¿convertirse en el objeto del afecto y el deseo de un oso?
¡Loco! Casi tan loco como el hecho de que el oso polar resulta ser un hombre. Un hombre atractivo. Un hombre que gruñe, ruge y hace todo lo posible para alejarla.
Gene tiene una sola cosa en su mente, venganza, hasta que Vicky se estrella contra su vida.
Después del dolor y la traición que sufrió en la guerra, lo único que quiere es venganza contra los hermanos que lo dejaron. Pero está confundido cuando, en lugar de querer castigarlo por sus malos actos, le ofrecen perdón.
Como si esto fuera poco molesto, la friki más hermosa que jamás ha conocido, con la piel besada por el caramelo cubriendo una exuberante figura redondeada y que lleva las gafas de montura negra más sexys, no le deja solo. O más bien, parece que no puede dejar de seguirla. Y no es solo porque alguien quiere hacerle daño.
Él la quiere. ¿Pero la quiere más que a la venganza?
Maldita sea, un hombre tiene su orgullo y un caribú una cierta presencia majestuosa, todo lo cual podría terminar arruinado si se humillaba interpretando a un simple reno en el desfile navideño del pueblo. De ninguna manera llevaría el maldito oropel en sus astas. Como el demonio iba a estar luciendo una nariz roja y tirando de un trineo. Pero cambia de opinión cuando se encuentra con la mujer a cargo del evento. La madre soltera, Crystal, está haciendo todo lo posible para ofrecerle a su hija la mejor Navidad de todas. Es la primera que pasan en Kodiak Point, y no va a dejar que un idiota vanidoso se la arruine a su pequeña.
Si jugar sucio es lo que se necesita… entonces trae los juegos de Navidad. Cuando Crystal y Kyle se golpean la cabeza, y los labios, descubren más que buena voluntad en esa fiesta navideña. Les han regalado una segunda oportunidad para el amor.
Ella podría pensar que había capturado al lobo, pero al final, él obtendrá su corazón. Brody es un soldado que echa de menos la excitación de los militares y sus misiones. Se retiró para trabajar como beta del clan de Kodiak Point... hablando de aburrimiento... hasta que es capturado por el enemigo. ¿Él, un prisionero? No por mucho tiempo. Este lobo hará lo que sea para escapar, incluso si eso implica la seducción. Primer paso para planear su fuga: fingir interés por una mujer. Pero Layla no es una mujer cualquiera. Es especial. No es una humana. No es una Cambiaformas. No sabe lo que es aparte de suya. Prisionera desde hace años, Layla no está segura de qué pensar del enemigo que comparte celda con ella. Él le promete esperanza, pero eso implicaría confianza. A pesar de sus dudas, no puede evitar sentirse atraída por él. Inaceptable, lo que significa que hace todo lo posible para volverlo loco.
Trabajando juntos, ¿pueden escapar de las garras del enemigo?
Su madre lo habría golpeado hasta casi matarlo si hubiera sabido que Travis estaba loco por la médico del pueblo, pero no pudo evitarlo. La doctora Jess, una pelirroja algunos años mayor que él, es su alma gemela. Su grizzly lo sabe. Él lo sabe. Sospecha que ella también lo hace. Pero él tiene un dilema que se interpone en su camino. Su marido. Hablando de inconvenientes. Menos mal que Travis es tenaz. Incluso si tiene que viajar a través de un océano, soportar temperaturas abrasadoras, subsistir con comida de mierda y sobrevivir a los atentados contra su vida, no se rendirá hasta que gane su corazón. O muera en el intento. Jess cometió un error. Se casó demasiado joven, con el hombre equivocado. El problema es que los halcones son compañeros de por vida, y el asesinato va contra la ley. Para agregar más insulto a la situación, su pareja ni siquiera intenta ser un marido. Parece que no está interesado en mantener sus votos, ni está llegando a casa en un futuro cercano, así que cuando surge la oportunidad de enfrentarlo, ella la toma. Sin embargo, enfrentarse a él no cambiará nada.
Freddie no la quiere… pero Travis, sí. Y, oh, cómo lo quiere ella también. Quiere, y sin embargo no puede tenerlo. Sin embargo, sus problemas matrimoniales no son el único problema. La persecución del infame ser que está detrás de los ataques a su ciudad está siendo saboteada por la traición. Cuando Jess y Travis apenas sobreviven a una emboscada, ya no puede negar su amor por el pícaro oso. Pero, ¿sobrevivirán el tiempo suficiente para que ella rectifique el error y lo tome como su compañero?