La primera vez que conocí a Lily Carter, pensé que era un ángel. Todavía estoy convencido de que lo es.
Era pura.
Era amable.
Ella era Lily.
Todo en ella me cautivó. Ella llamaba a mi alma.
Estar con ella rompía una regla tácita entre los Hayes y los Carter. Pero ellos la rompieron primero cuando uno de ellos empezó a salir con mi hermana.
Ahora, se acabaron las apuestas.
Lily puede ser frágil, pero no está rota, y es hora de que la gente deje de tratarla como si lo estuviera.
Voy a hacer mía a Lily, y sólo hay una cosa que puede detenerme:
La muerte.
Y no me extrañaría que un Carter llegara a esos extremos.
Estoy dispuesto a pagar ese precio.
Porque sin ella, sin ese pedazo de mi alma que sé que tiene, estoy muerto por dentro
Próximo libro:
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