Sólo se necesitó un strike.
En el momento en que vi a Bryce Cardiff subir al montículo, supe que era el
hombre con el que quería casarme. Algo en la forma en que se comportó, la forma en que su mirada se fijó en la mía me aseguró que yo estaba perdida.
El problema era que estaba fuera de mis límites. Como hija del dueño, no se me permitía mezclarme con los jugadores.
Pero entonces nos encontramos en el hueco de la escalera, y... no pudimos evitarlo.
Reuniones secretas.
Momentos ocultos.
Nos estábamos encontrando más rápido que la bola rápida del récord mundial de Bryce.
Pero nos descubrieron.
En un instante, todo cambió.
Ahora estamos huyendo.
Todo lo que queremos es el uno al otro.
Todo lo que el béisbol quiere es a su preciado lanzador y su pequeña princesa de vuelta bajo el pulgar del dueño.
No sé cómo vamos a evitar que nos separen, pero Bryce dice que tiene un plan.
Espero que sea uno bueno.
Éste y los demás aquí
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