Amor eterno e inmortal.
Murió en sus brazos, pero no antes de que Vladislov jurara que su alma gemela debía volver a él. Reencarnar. Renacer, para que pueda atesorar su amor a través de los eones eternos de la vida sin fin.
Ella dio su palabra. Lo juró con su último aliento.
El vampiro viviente más antiguo ha sido paciente, porque ¿qué más puede hacer un inmortal sino esperar? Y esperar. Creciendo menos humano y más monstruo a medida que pasan los siglos. Distraído por mantener el orden en medio de las fallas de su ostentosa raza, cuando debería haber estado vigilante.
Porque su amada renació, quedando vulnerable. Arrebatada por otro.
Oculta de él. Debilitada, asustada, dañada.
Aquella a quien ama por encima de todo no puede reconocer a quien la tiene en sus brazos. Se acobarda como si él le fuera a hacer daño.
Pero la fortaleza él la tiene en abundancia, y aunque Vlad había olvidado la sensación de amor, su negro corazón late de nuevo. Por ella. Para siempre.
Su Pearl.
Éste y los demás aquí
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