Érase una vez, un tipo que estaba tan harto de la vida que recurrió al asesinato y el caos sólo para sentirse vivo.
Lorenzo Gambini está aburrido. Tan jodidamente aburrido. La mayoría de la gente o lo molesta o lo evita, temiendo enfrentarlo. Figurativamente. Literalmente. Con su cara parcialmente desfigurada, marcada, luce cada pedazo del mosntruo que las historias lo hacen ser: la amenaza notoria que llaman Scar.
Dicen que es un sociópata. Tal vez es un psicópata. Cualquiera que sea el camino en el que se encuentra, la gente tiende a alejarse de él.
Hasta que un día, una mujer joven choca contra él, una mujer tan harta de la vida, pero por razones muy diferentes.
Con una letra escarlata escrita en su muñeca y secretos enterrados en su alma, Morgan Myers está huyendo de algo... o tal vez alguien. Lorenzo no está muy seguro.
Sin embargo, puedes apostar tu culo que él va a averiguarlo.
Érase una vez, había una chica que dejó de creer en cuentos de hadas después de que su inocencia fue robada.
Morgan Myers está cansada. Demasiado agotada. La mayoría de la gente la empuja o la aparta, y ya no está aguantándolo. Decidida a reclamar la vida que le había sido robada, confía en la última persona en la que esperaba: el infame que ellos llaman Scar. Morgan ve un lado de él que pocas personas parecen conocer: el hombre, no el mito. Lorenzo. Y lo que ve, le gusta, mucho más de lo que creía.
Pero los cuentos de hadas no son reales, como la vida le gusta recordarle. Algunos dragones, simplemente no los puedes matar, no importa lo mucho que pelees con ellos. Y cuando el suyo vuelve, respirando fuego, se ve obligada a enfrentar horrores inimaginables. Pero hay un caballero blanco en botas de
combate por ahí que no tiene miedo de los monstruos.
Verás, es imposible tener miedo de algo que ves todos los días en el espejo.
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