David sabía cómo mantener el control, cómo concentrarse en la tarea que se estaba llevando a cabo. Fue debido a esos rasgos que él era el CEO de su compañía, sabiendo que seguir las reglas era la forma de llegar a la cima.
Pero cuando se trataba de Lisabeth, todas las apuestas se acabaron.
Era la mejor amiga de su hija Rachel. Lisabeth era demasiado joven para él, demasiado inocente. Pero eso no le impidió quererla o, en última instancia, hacerla suya.
Pero estar con Lisabeth sería un error, cruzar líneas que podrían arruinarlo todo.
Y sin embargo, con todo eso en juego, sabía que iría tras ella. Lisabeth era la única que quería.
Ella no debería quererlo por lo que él era, pero eso no impidió que Lisabeth deseara al padre de su amiga. Él era mayor, refinado y experimentado, y ella comparaba a todos los demás hombres con él. Y durante años se las había arreglado para mantenerse en control de sí misma y de sus emociones.
Pero, ¿qué pasaría cuando finalmente estuvieran juntos? ¿Qué pasaría cuando Rachel se enterara de que Lisabeth y David habían estado durmiendo juntos? ¿Se arruinaría todo?
Pero al final no importaba lo equivocado que pudiera estar todo, porque estar con David era el lugar donde ella debería haber estado todo el tiempo.
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