Su plan era muy simple… ¡Seducirla!
Cuando la abogada Rose Tremain puso en peligro el último negocio de Arturo da Costa, el multimillonario decidió ponerla a prueba, pero cuando se conocieron la atracción entre ambos resultó ser irresistible. Así que decidió seducirla. Se aseguraría de que Rose se sintiera tan abrumada por el placer que se olvidara de la causa por la que estaba luchando. Hasta que se dio cuenta de que él también sentía la misma adicción.
Cuando la abogada Rose Tremain puso en peligro el último negocio de Arturo da Costa, el multimillonario decidió ponerla a prueba, pero cuando se conocieron la atracción entre ambos resultó ser irresistible. Así que decidió seducirla. Se aseguraría de que Rose se sintiera tan abrumada por el placer que se olvidara de la causa por la que estaba luchando. Hasta que se dio cuenta de que él también sentía la misma adicción.
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