Hace treinta años, un hombre hizo un niño al que nunca tuvo intención de amar.
Hace diez años, el mundo terminó y Emma le volvió la espalda al hombre que creía que era su padre... en un intento por sobrevivir.
Ocho semanas atrás, descubrió la verdad sobre su familia, incluyendo a la hermana que nunca supo que existía.
La semana anterior, se le rompió el corazón por el único hombre al que se imaginó que se lo daría.
Ayer, le dio la espalda a aquellos que le importaban en un intento por ayudarlos a sobrevivir.
Hoy, planea cazar a dos hombres hasta el final del mundo. No para salvar al mundo.
No para hacer del mundo un lugar mejor. Mañana... planea conseguir venganza.
Cuando Emma despierta atada a una fría mesa de metal, solo tiene un nombre en los labios: ¡Marshall! Lo que ella no espera es descubrir que él es solo una de las muchas personas perturbadas de su pequeño mundo que merecen morir lentamente.
Veinte años atrás, los científicos hicieron descubrimientos importantes en el campo de la genética y con la posibilidad de perfeccionar a
los niños que se daban a luz.
Diez años atrás, el gobierno tomó una dura decisión, la tierra o las personas.
Nueve semanas atrás, sus decisiones completaron el círculo. Catorce días atrás, la verdadera cara de las mutaciones llegó a los
senderos del límite y otras áreas.
Ayer lo peor que podrían hacer le enseñó quién era.
Hoy ella viene por ellos y conoce la fortaleza que le han brindado. Mañana ella planea destruirlo todo.
Y planea empezar con su propio creador. Con su propio padre.
"Somo nosotros o ellos, Em. Ya no hay gente normal".
Hace diez años cuando el mundo acabó, ella corrió por su vida. Cinco semanas atrás, el mundo del que ella se ocultó vino a llamar a la puerta de su cabaña aislada. Hace diez días encontró la salvación escondida entre los muertos. Ayer ella regresó al mundo de los vivos. Hoy se pregunta si vivirá para ver el mañana.
¿Qué haces cuando el mundo en que naciste se ha ido? ¿Dónde te ocultas cuando tu propio cuerpo no es seguro?
Emma corrió cuando su padre se lo dijo. Se ocultó como él le dijo que hiciera. Él fue la primera persona a la que le dio la espalda. El primero al que dejó morir. Diez años han pasado y todavía vive bajo las reglas simples que él le enseñó cuando tenía nueve años de edad.
"No ayudes a nadie. No vayas a donde haya gente a menos que debas. No confíes en nadie. Siempre jala el gatillo".
Hasta que una noche oye el peor sonido del mundo, un golpe. Un simple, tímido, golpe en la puerta de su cabaña. Sólo la voz de la valiente chica, dispuesta a morir por su hermano, convence a Emma para abrir la puerta. Mientras sus dedos rodean la cerradura, tiene la terrible sensación de que se arrepentirá de su decisión. Pero aunque los remordimientos llenan su mundo, también lo hacen el amor y el compañerismo. Las cosas que nunca imaginó que alguna vez tendría otra vez.
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