Como reconocer a un libertino impenitente:
1. No tiene paciencia con las frívolas debutantes.
2. Te besa justo después del primer baile.
3. Consigue que te olvides de todo lo que hay a tu alrededor y que le devuelvas el beso.
Tras pasar unos cuantos años fuera de Londres, el capitán Captain Bennett Wolfe ha regresado y, para sorpresa de todos, lo ha hecho con vida. Habiéndosele dado por muerto, este rudo aventurero está en el punto de mira de las jóvenes casaderas, pero él solo tiene ojos para la enigmática Lady Phillipa Eddison.
A pesar de que a Phillipa se le da mejor leer que coquetear, sabe un par de cosas acerca de las buenas maneras del cortejo, como por ejemplo que un caballero no besa a una mujer dejándola sin sentido, y que por supuesto no lleva al mono que tiene como mascota siempre con él. Lady Phillipa nunca antes había estado tan escandalizada... o tentada. Tiene que enseñarle ya mismo a Bennet algunas reglas de cortesía... y ha de hacerlo antes de que sucumba a una tentación tan salvaje como el hombre que le provoca esa sensación.
1. No tiene paciencia con las frívolas debutantes.
2. Te besa justo después del primer baile.
3. Consigue que te olvides de todo lo que hay a tu alrededor y que le devuelvas el beso.
Tras pasar unos cuantos años fuera de Londres, el capitán Captain Bennett Wolfe ha regresado y, para sorpresa de todos, lo ha hecho con vida. Habiéndosele dado por muerto, este rudo aventurero está en el punto de mira de las jóvenes casaderas, pero él solo tiene ojos para la enigmática Lady Phillipa Eddison.
A pesar de que a Phillipa se le da mejor leer que coquetear, sabe un par de cosas acerca de las buenas maneras del cortejo, como por ejemplo que un caballero no besa a una mujer dejándola sin sentido, y que por supuesto no lleva al mono que tiene como mascota siempre con él. Lady Phillipa nunca antes había estado tan escandalizada... o tentada. Tiene que enseñarle ya mismo a Bennet algunas reglas de cortesía... y ha de hacerlo antes de que sucumba a una tentación tan salvaje como el hombre que le provoca esa sensación.
Una dama ha de mantener siempre una conversación educada… Theresa Weller comprende las reglas del decoro y se queda horrorizada cuando el coronel Bartholomew James perturba el desarrollo de una cena perfectamente civilizada. Ese hombre rudo e insensible es todo lo contrario a lo que debe ser un caballero… pero con un único y ardiente beso, Tess es incapaz de pensar en nadie más.
Una dama jamás debe perder la compostura… Totalmente exasperada por la conducta de un hombre que dice lo que piensa, Tess desearía que hubiera una guía para hombres como Bartholomew. Sin duda, con tantos pretendientes apuestos y educados entre los que elegir, Tess no debería desearle a él.
Y una dama jamás debe perseguir a un caballero... Tess invita al coronel a dar paseos en carruaje y le desafía a bailar y hacer que casi desee regresar a la sociedad. Bartholomew sabe que Tess desea que la vean como a una señorita decente, pero en el fondo, también sabe que es la clase de mujer que puede avivar su deseo… una dama de lo más indecente.
Una dama jamás debe perder la compostura… Totalmente exasperada por la conducta de un hombre que dice lo que piensa, Tess desearía que hubiera una guía para hombres como Bartholomew. Sin duda, con tantos pretendientes apuestos y educados entre los que elegir, Tess no debería desearle a él.
Y una dama jamás debe perseguir a un caballero... Tess invita al coronel a dar paseos en carruaje y le desafía a bailar y hacer que casi desee regresar a la sociedad. Bartholomew sabe que Tess desea que la vean como a una señorita decente, pero en el fondo, también sabe que es la clase de mujer que puede avivar su deseo… una dama de lo más indecente.
Para las damas jóvenes y decentes, el buen comportamiento siempre ha sido la regla... El capitán Bradshaw Carroway adora la vida en el mar… aunque preferiría estar luchando contra bandidos que su actual misión de transportar un barco de aristócratas mimados. Sin embargo, una pasajera en concreto capta su atención: una fascinante y joven pícara que le distrae y le hace quebrantar las reglas del decoro a bordo de un barco…
Algunas reglas, como es natural, están hechas para romperlas... La señorita Zephyr Ponsley ha viajado por el mundo, pero es completamente inocente en las cosas del amor. No sabe bailar ni coquetear. Pero la observación científica le ha enseñado que en las leyes de la atracción no existen reglas, y que ninguna aventura, sea por mar o en tierra, es más peligrosa… o deliciosa… que la pasión.
Algunas reglas, como es natural, están hechas para romperlas... La señorita Zephyr Ponsley ha viajado por el mundo, pero es completamente inocente en las cosas del amor. No sabe bailar ni coquetear. Pero la observación científica le ha enseñado que en las leyes de la atracción no existen reglas, y que ninguna aventura, sea por mar o en tierra, es más peligrosa… o deliciosa… que la pasión.
Muchísimas gracias por esta serie. Me encantan las historias de Regencia.
ResponderEliminarUn saludo.