Hartley Grace Featherstone está teniendo un día muy malo. Primero descubre que su novio está engañándola con la presidente del Club de Castidad de la Secundaria Herbert Hoover. Luego él es vinculado como el primer sospechoso en un asesinato. Y si eso no fuera suficiente, ahora está dependiendo de Hartley para que limpie su nombre.
Pero por mucho que a Hartley no le importaría verlo retorcerse, sabe que es inocente, y es la única que puede ayudarlo. Junto con su mejor amiga, Sam, y el Chico Malo residente de la escuela, Chase, Hartley empieza a investigar por su cuenta. Pero a medida que los cadáveres empiezan a acumularse, el misterio se profundiza, los sospechosos se multiplican, y Hartley empieza a temer que pueda ser la próxima víctima del asesino.
Twittercidio: asesinato de un ser humano por otro mientras la víctima está en el acto de escribir un tweet.
Llámame loca, pero supuse que escribir para la Página Principal de la Herbert Hoover High Homepage sería un trabajo bastante genial. Ampliar deshonestamente la hoja de vida para las aplicaciones de la universidad, conseguir un primer vistazo de la columna de chismes, pasar algo de tiempo comiéndome con los ojos al melancólico chico malo editor del periódico, Chase Erikson. Pero en mi primera gran historia, las cosas fueron... un poco a pique. Lo que debería haber sido una entrevista normal con Sydney Sanders se convirtió en mí descubriendo a la aspirante a reina del baile de bienvenida muerta en su piscina. Electrocutada mientras Tweeteaba. Ahora, además de desarrollar una reputación como buscadora de cuerpos residente de la Secundaria Herbert Hoover, estoy empeñada tratando de demostrar que la muerte de Sydney no fue un suicidio.
Estoy comenzando a añorar los días en lo que mi mayor preocupación era si la cafetería estaba sirviendo trozos de pizza o era martes de tacos...
Llámame loca, pero supuse que escribir para la Página Principal de la Herbert Hoover High Homepage sería un trabajo bastante genial. Ampliar deshonestamente la hoja de vida para las aplicaciones de la universidad, conseguir un primer vistazo de la columna de chismes, pasar algo de tiempo comiéndome con los ojos al melancólico chico malo editor del periódico, Chase Erikson. Pero en mi primera gran historia, las cosas fueron... un poco a pique. Lo que debería haber sido una entrevista normal con Sydney Sanders se convirtió en mí descubriendo a la aspirante a reina del baile de bienvenida muerta en su piscina. Electrocutada mientras Tweeteaba. Ahora, además de desarrollar una reputación como buscadora de cuerpos residente de la Secundaria Herbert Hoover, estoy empeñada tratando de demostrar que la muerte de Sydney no fue un suicidio.
Estoy comenzando a añorar los días en lo que mi mayor preocupación era si la cafetería estaba sirviendo trozos de pizza o era martes de tacos...
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