Silas Hart toma lo que quiere. Todo lo que quiere.
Él es un ladrón. Siempre lo ha sido, siempre lo será. Cuando éramos niños, me enseñó como escoger cerraduras y bolsillos.
Y cuando creció, él robó los besos de mis labios, y le di todo. Y luego mi ladrón robó mi corazón.
Pero también robó un montón de dinero de algunas personas muy malas, y después el chico que conocí desapareció.
Pero ahora ambos estamos de vuelta en Shelter Harbor, y Silas ya no es un chico.
Él es un hombre. Endurecido, arrogante, exigente, un hombre muy crecido.
Un hombre que me mira como si quisiera robarme nuevamente. Como si quisiera llevarme, como si quisiera hacerme perder la cabeza y que grite su nombre. Como solía ser.
Pero ya no soy esa niña de ojos grandes. Se fue hace casi una década, y me importa un demonio lo que piense Silas Hart.
Sólo hay un problema…
¿Mencioné que todavía estamos casados?
No hay comentarios:
Publicar un comentario