Voy a darte los tres consejos que a mi no me dieron. Este es el primero: Olvida todo lo que te han contado: los vampiros no existen, los lobos son solo animales y los magos, las hadas y los duendes se encuentran encerrados en grandes tomos de hojas desgastadas.
Quiero mostrarte la otra cara del mundo. Un lugar donde el peligro se enmarca en perfectos rostros de porcelana perlada, el amor es como una bestia salvaje sedienta de sangre que acecha y te arranca el corazón mientras estás dormido y la felicidad… la felicidad es un delito que se paga muy caro.
No te dejes llevar por el corazón.
Sí, se dice lo contrario, se habla de lo hermoso que puede ser dejarse arrastrar por los sentimientos, que actúe el corazón y no la mente, pero guiarte por las emociones en un mundo donde todo parece corrompido puede costarte mucho más que tu propia alma. Aquí, la lealtad o el amor parecen relativos; la inmortalidad los vuelve efímeros.
Lo que hoy es hermoso, mañana parece marchitado de modo que pensar en el futuro se vuelve inútil e irresponsable. Solo queda la mente, la fría y calculadora mente, endurecer el corazón y no fiarse de nada ni de nadie.
Al fin y al cabo, de amor al odio… no hay más que un paso.
Vive cada momento. El pasado es intocable y el futuro una incógnita, lo que convierte a este particular instante en tu pertenencia más valiosa. Algo realmente tuyo, solo tuyo. Lo que hagas con este tiempo dará significado al ayer y marcará el mañana. Conseguirá hacerte feliz o arrepentirte y sus consecuencias definirán quien eres, de modo que no existe lo correcto o incorrecto. No hay modo alguno de tomar la decisión acertada. Tal vez solo seguir el impulso del corazón por cruel que sea y vivirlo de todas y cada una de las maneras que puedas hacerlo. Este es mi mejor y más valioso consejo que he aprendido.
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