Presionando los límites tanto de la psique como del corazón, Sam y Holden se embarcan en un peligroso viaje que pondrá a prueba los límites del amor.
La vida de Sam Wintry solía ser casi perfecta. Se comprometió con su amigo de la infancia y novio de la secundaria, Tyler Marks, planeando una increíble luna de miel a través del país durante sus vacaciones de la universidad. Pero después de un atropello-y-fuga que la deja destrozada, ella comienza a ver a la presencia fantasmal y rota de Tyler, y su familia cree que está perdiendo la cordura. No es sino hasta que completa su viaje, deteniéndose en el camino para dispersar los restos de Tyler, que él será capaz de descansar en paz. Pero... ¿Sam está lista para dejarlo ir?
Cuando la oveja negra de la familia Marks, Holden Marks, regresa para comprobar el caso de Tyler, Sam le convence para que le dé las cenizas de su hermano. A pesar de su historia inestable, ella lo necesita... y además, se lo debe a Sam y a su hermano. Con lo que ella no cuenta, es la implacabilidad de Holden para ir al viaje.
En el camino, Holden se da cuenta de lo trastornada que está Sam. Tratar con su psicosis le obliga a enfrentarse a su pasado turbio, por lo que le es más difícil mantener ocultos los secretos que deben permanecer enterrados. Especialmente de Sam, la única mujer que ha amado. Y a medida que Sam comienza a desentrañar la verdad, empieza a cuestionarse si el hermano del que, sin quererlo vuelve a enamorarse, se encuentra en un lugar aún más oscuro que ella.
A veces hay que perderse antes de encontrar el camino correcto.
El rugido del motor de una moto. La vibración entre sus muslos. La sensación de la fría oscuridad besando su piel mientras atraviesa los caminos sinuosos en la noche… Melody Lachlan vive por estas cosas.
Desde que Mel y su mejor amiga, Darla, escaparon de su ciudad pequeña y rustica, han viajado por el país en busca de paseos rápidos, motociclistas tatuados y buenos momentos.
Una poeta autoproclamada y amante de todas las cosas libres, Mel ve su vida como un largo paseo en motocicleta; con paradas breves a lo largo del camino para adormecer el dolor. Pero nunca se vio a sí misma como una drogadicta. Sal de fiesta tanto como montas en la moto. Ese es su lema... hasta que una noche trágica roba su alma. Luego se ve obligada a hurgar debajo de la superficie, a donde arrasan sus demonios.
Cuando conoce al drogadicto recuperado, Boone Randall, está más dispuesta a golpearlo antes que besar el hoyuelo adorable de su rostro. Ella no quiere su ayuda; no quiere admitir su responsabilidad en esa noche. Sólo quiere cumplir su condena y mantener la promesa a su amiga. Sin embargo, Boone desafía a Mel, y pronto, a ella no le importa compartir el viaje. Sólo cuando los demonios secretos de Boone amenazan su seguridad recién descubierta y frágil, el rumbo de Mel se vuelve inestable, y debe decidir si vale la pena dejar que se desvanezcan sus huellas desgastadas para encontrar un nuevo camino.
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