Pensé que había dejado atrás Blackwater, Texas para siempre. No pertenecía en el pequeño pueblo, pero mi papá no escuchó. Me arrastró de vuelta a casa en su camioneta golpeada y soltó una bomba en el camino: Chase Matthews se iba a mudar con nosotros. Él era el chico dorado de mi secundaria, mi antiguo mejor amigo, y la ultima persona con la que quería dormir enfrente del pasillo. Su presencia era un recordatorio muy grande de los fantasmas que estaba intentando olvidar.
No pedí un héroe. No quiero ser salvada.
Para mí, Lilah Calloway significaba escapar por las noches, cabello aa la luz de la luna, y chispas en Julio. Ella fue mi mejor amiga hasta el día en que se fue y asumí que Blackwater vio lo último de ella. Luego, como una tempestad, rodó de vuelta al pueblo para la mitad final del último año. El pelo mordido y la oscura y temeraria actitud advertía a la gente a quedarse lejos, pero sabía que si luchaba lo suficiente, podría encontrar a la chica perdida.
No quería ser su héroe. Algunas chicas no necesitan ser salvadas.
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