Él vivía al lado.Alison Eckrich era una experta en ser invisible. Habiendo sido criada por una madre que sólo veía defectos, había aprendido hace mucho tiempo a ver y nunca participar. Hasta él. Era hermoso, o lo poco que podía ver de él a través de la ventana de su baño y le despertaba cosas en su interior que siempre le habían dicho que estaban mal. Pero a ella no le importaba.
Ella era adicta.
Gabriel Madoc no fue ajeno la fría punzada de la traición. Su corazón roto lo había dejado rígido y resentido y así era como le gustaba. Hasta ella. Era una visión en el suave ocaso. Todo sobre ella lo atraía. Ni siquiera importaba que no pudiera ver su rostro.
Él la deseaba.
Las reglas eran simples: Nada de nombres. Ni caras. Ni apegos. Ellos dos tenían lo que el otro necesitaba mientras no rompieran las reglas. ¿Pero qué sucederá cuando el misterio se revele y ambos se encuentren cara a cara con la verdad y con el otro? ¿Lo que compartieron bajo el manto de la oscuridad es suficiente para mantenerlos juntos, o la realidad los separará?
Ella era adicta.
Gabriel Madoc no fue ajeno la fría punzada de la traición. Su corazón roto lo había dejado rígido y resentido y así era como le gustaba. Hasta ella. Era una visión en el suave ocaso. Todo sobre ella lo atraía. Ni siquiera importaba que no pudiera ver su rostro.
Él la deseaba.
Las reglas eran simples: Nada de nombres. Ni caras. Ni apegos. Ellos dos tenían lo que el otro necesitaba mientras no rompieran las reglas. ¿Pero qué sucederá cuando el misterio se revele y ambos se encuentren cara a cara con la verdad y con el otro? ¿Lo que compartieron bajo el manto de la oscuridad es suficiente para mantenerlos juntos, o la realidad los separará?
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